- ¿Son treinta euros, tarjeta día?
- No.
- ¿Bolsa?
- Sí, deme dos, gracias.
- Son 30'43.
- Toma, te doy treinta con cincuenta, hasta luego.
- (silencio)
En ese momento, Anxo se dio la vuelta y sacó un arma. Se acercó a la confusa cajera y le introdujo la pistola en la boca.
- Di hasta luego ahora, hija de puta.
- Habnfn Lujgko.
Al mismo tiempo que sacaba la pistola de la boca de la asustada empleada, lanzó un puñetazo destrozándole la nariz.
Tranquilamente, Anxo se giró y mientras cruzaba la salida del supermercado, dijo: "A ver si aprendes un poco de educación, maldita puta".
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