De infobae.comUn joven que supuestamente había sido asesinado a machetazos apareció en el salón donde sus familiares lo estaban velando en la ciudad misionera de San Vicente, a 200 kilómetros de la capital provincial, según trascendió hoy.
El curioso hecho comenzó el pasado martes por la mañana cuando, alertada por un llamado telefónico, la Policía llegó a una chacra del paraje denominado San Alfonso, en las afueras de San Vicente.
Allí se habían peleado a machetazos tres personas, y una de ellas, que presuntamente había robado una olla en un campamento de obreros, murió como consecuencia de las heridas sufridas, según indicó un diario provincial.
Como es habitual en estos casos, la Policía inició una investigación para establecer la identidad del muerto, y en ese contexto cuatro hombres fueron llevados hasta la comisaría.
Así se supo que en principio se trataba de Juan Carlos Coito, de 33 años, que fue reconocido por su padre, dos hermanos y uno de sus cuñados.
Por orden judicial, el cuerpo fue entregado a los familiares, que decidieron velarlo en un salón parroquial del barrio donde vivían.
Sin embargo, cuando la familia se disponía a velarlo luego de terminar con los preparativos, algunos parientes advirtieron que quien había muerto no era Coito, sino otra persona.
Mientras algunos fueron hasta la comisaría para explicar el error, Coito apareció en el salón, lo que obligó a los agentes de seguridad a retirar rápidamente el cuerpo del otro joven, que fue enterrado sin ser identificado.
Allí se habían peleado a machetazos tres personas, y una de ellas, que presuntamente había robado una olla en un campamento de obreros, murió como consecuencia de las heridas sufridas, según indicó un diario provincial.
Como es habitual en estos casos, la Policía inició una investigación para establecer la identidad del muerto, y en ese contexto cuatro hombres fueron llevados hasta la comisaría.
Así se supo que en principio se trataba de Juan Carlos Coito, de 33 años, que fue reconocido por su padre, dos hermanos y uno de sus cuñados.
Por orden judicial, el cuerpo fue entregado a los familiares, que decidieron velarlo en un salón parroquial del barrio donde vivían.
Sin embargo, cuando la familia se disponía a velarlo luego de terminar con los preparativos, algunos parientes advirtieron que quien había muerto no era Coito, sino otra persona.
Mientras algunos fueron hasta la comisaría para explicar el error, Coito apareció en el salón, lo que obligó a los agentes de seguridad a retirar rápidamente el cuerpo del otro joven, que fue enterrado sin ser identificado.
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